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Canal Diocesano - Popular TV

Radio Santa María de Toledo "PAN DE VIDA"

Pueden escuchar el programa de radio "Pan de Vida" del Arzobispado de Toledo, España. Programa dedicado a fomentar la Adoración Eucaristica perpetua en la Diócesis de Toledo desde que se inició en el año 2005. Lo interesante de este programa es que durante la primera media hora son testimonios de personas que participan en la adoración y cómo les ha cambiado la vida. En la segunda parte D. Jesús, sacerdote y rector de la Capilla, aclara dudas que le surge a la gente, con sencillez y fiel a la doctrina. El Horario (ESPAÑA) Jueves 20 a 21 horas-- Viernes 1 a 2 horas-- Sábado 0 a 1 horas-- Domingo 9 a 10 horas

jueves, 10 de diciembre de 2009

“¡Qué dicha tener la Cruz!


Quien posee la Cruz posee un tesoro!

NUEVO DECÁLOGO DE BENEDICTO XVI EN SUS DISCURSOS EN FRANCIA SOBRE LA SANTA CRUZ

“¡Qué dicha tener la Cruz! Quien posee la Cruz posee un tesoro!
1.- La cruz que llevamos colgada del cuello no es un adorno ni una joya. Es el precioso símbolo de nuestra fe, el signo visible y material de la vinculación a Cristo.
2.- La cruz es la fuerza de Dios, la sabiduría de Dios. Esta sabiduría, misteriosa y escondida (cf. 1 Co 2,7), nos ha sido revelada por el Espíritu, porque “a nivel humano uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una locura; no es capaz de percibirlo porque sólo se puede juzgar con el criterio del Espíritu” (1 Co 2,14).
3.- Para los cristianos, la Cruz simboliza la sabiduría de Dios y su amor infinito revelado en el don redentor de Cristo muerto y resucitado para la vida del mundo, en particular, para la vida de cada uno.
4.- La Cruz no es sólo el signo de nuestra vida en Dios y de nuestra salvación, sino también el testigo mudo de los padecimientos de los hombres y, al mismo tiempo, la expresión única y preciosa de todas sus esperanzas.
5.- Sé que venerar la Cruz a veces también lleva consigo el escarnio e incluso la persecución. La Cruz pone en peligro en cierta medida la seguridad humana, pero manifiesta, también y sobre todo, la gracia de Dios y confirma la salvación.
6.- Os confío la Cruz de Cristo. El Espíritu Santo os hará comprender su misterio de amor y podréis exclamar con San Pablo: “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo” (Gál 6,14).
7.- Pablo había entendido la palabra de Jesús –aparentemente paradójica- según la cual sólo entregando (“perdiendo”) la propia vida se puede encontrarla (cf. Mc 8,35; Jn 12,24) y de ello había sacado la conclusión de que la Cruz manifiesta la ley fundamental del amor, la fórmula perfecta de la vida verdadera.
8.- La señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza.
9.- Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes. Ella invita a todos los hombres de buena voluntad, a todos los que sufren en su corazón o en su cuerpo, a levantar los ojos hacia la Cruz de Jesús para encontrar en ella la fuente de la vida, la fuente de la salvación.!
10.- El mensaje de María, al pie de la Cruz, es un mensaje de esperanza para todos los hombres y para todas las mujeres de nuestro tiempo, sean del país que sean. María, la Virgen de la Cruz y de los crucificados, es la Estrella de la esperanza.

2 comentarios:

  1. Contemplamos la escena

     María junto a la cruz, junto a su hijo. Acompañando su sufrimiento, sus últimas horas de sus vida. María unida al sufrimiento de Jesús, unida al misterio de la redención, de la salvación llevada a cabo por Cristo con su muerte y sacrificio en la CRUZ.

     Nos encontramos de lleno en la escena de la crucifixión, en el momento más dramático de la vida de Jesús. En ella deberíamos encontrar sufrimiento, dolor y agonía. Pero en este icono nos encontramos con serenidad, comprensión, aceptación de la voluntad de Dios y, sobre todo, irradia mucha paz y sosiego, que invita a la oración y contemplación de misterio de la CRUZ.

     María al lado de Jesús. Fíjate en sus rostros. Transmiten una profunda paz. En sus rostros no hay sufrimiento alguno, ni rasgos de dolor. Sus ojos fijos permanecen en actitud contemplativa. Nos invitan a la oración.

     Jesús mira a su madre, María y la ofrece la hombre. La dona como Madre de toda la humanidad. El tiene el costado traspasado, del cual mana agua y sangre (símbolos de su sacrificio y entrega por todos los hombres).

     Fíjate en la cruz, donde reposa Cristo. Es un árbol. Simboliza el árbol de la vida. Por la cruz (por la muerte de Jesús) nos vino la VIDA y la SALVACIÓN.

     María nos mira y con esa mirada llena de paz y serenidad, nos invita a ser partícipes de ese gran misterio: de la muerte de Jesús.

     Contemplemos esta escena desde el interior, experimentando esa pasión que vivieron tanto Jesús como María.


    Escuchamos la escena: Jn 19, 25-27 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.



    Reflexión “Aquel pequeño grupo al pie de la cruz, aquella Iglesia naciente, estaba, pues, allí por algo más que por simples razones sentimentales. Estaba unida a Jesús, pero no sólo a sus dolores, sino también a su misión. Y, en esta Iglesia, tiene María un puesto único. Hasta entonces ese puesto y esa misión habían permanecido como en la penumbra. Ahora en la cruz se aclararán para la eternidad. Por eso la alejada será traída a primer plano. Esta hora es la hora, este el momento en que María ocupa su papel con pleno derecho en la obra redentora de Jesús. Y entre en la misión de su hijo con el mismo oficio que tuviera en su origen: el de madre. […] Es a esta Iglesia y a esta humanidad a quienes se les da una madre espiritual. Es esta Virgen, envejecida por los años y los dolores, la que, repentinamente, vuelve a sentir su seno estallante de fecundidad. Ese es el gran legado que cristo concede desde la cruz a la humanidad. Esa es la gran tarea que, a la hora de la gran verdad, se encomienda a María. Es como una segunda anunciación. Hace treinta años –ella lo recuerda bien- un ángel la invitó a entrar por la terrible puerta de la hoguera de Dios. Ahora, no ya un ángel, sino su propio hijo, le anuncia una tarea más empinada si cabe: recibir como hijos de su alma a quienes son los asesinos de su primogénito. Y ella acepta. Aceptó, hace treinta años, cuando dijo aquel “fiat”, que era una total entrega en las manos de la voluntad de Dios. De ahí que el olor a sangre del Calvario comience extrañamente a tener un sabor de recién nacido; de ahí que sea difícil saber si ahora es más lo que mueren o lo que nace; de ahí que no sepamos si estamos asistiendo a una agonía o a un parto. ¡Hay tanto olor a madre y a engendramiento en esta dramática tarde…!” (J. L. Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret, 1139-1140)

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  2. Oramos la escena:

    Ave, María, Madre de Jesús,
    bendita entre las mujeres,
    bendito tu Hijo, Jesús.
    Santa María,
    ruega por todos los jóvenes
    que quieren y luchan por mantener
    un corazón y un espíritu limpio.

    Ave, María,
    mujer a disposición de Dios,
    llena de gracia, bendita entre las mujeres.

    Santa María,
    virgen Madre de los hombres,
    ruega por nosotros
    para que nuestra vida
    esté siempre a disposición del amor.

    Santa María,
    ruega por todos
    los que han ofrecido su vida
    y su amor a tu Hijo,
    para que sean testigos de ese amor.

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